El viejo pasaba los días mirando las obras por un agujero que había en la tapia del solar.
Antes de morir le dijo a su nieto: “Colorearás, Felipe, con cemento, ladrillo, matojos y tierra”.
El niño le preguntó: “Y el cielo, ¿de qué color lo pinto?”.
“De azul, no te quedará más remedio, pero no te olvides de poner muchas antenas”.
Antes de morir le dijo a su nieto: “Colorearás, Felipe, con cemento, ladrillo, matojos y tierra”.
El niño le preguntó: “Y el cielo, ¿de qué color lo pinto?”.
“De azul, no te quedará más remedio, pero no te olvides de poner muchas antenas”.
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