Cualquier padre diría que sus hijos son los mejores, los más guapos y los más listos. En este caso es verdad, objetivamente cierto, son guapos como su madre, listos como ella y tan buenos como su mamá. Esperemos que no acaben calvos, gordos y manipuladores como su padre.
A lo largo de mi carrera paternal he visto niños que se parecían al psicópata de su padre, a la maniática de su madre o a una mezcla informe de ambos progenitores. En mi caso están bendecidos por el don de la hermosura que no se riñe con la singularidad de las facciones. Me hacen recordar que una vez fui agraciado, aunque en algún momento la cosa se torció y la mayonesa de genes se cortó.
Las mujeres no lo saben pero, allí donde me ven, puedo darles los mejores hijos del colegio. Dotados para el dibujo, los idiomas, y socialmente, resultones. No puedo garantizarlos hasta la adolescencia, en ese momento le pueden salir góticos o ingenieros.
En estos momentos tienen 7 y 5 años y, como toda buena pareja de solteronas, no paran de discutir y refunfuñar pero no podrían vivir el uno sin el otro. Ojalá siguieran siempre así, no se casaran y estuvieran siempre juntos, ayudándome a recoger cartones cuando el papel impreso ya no de para vivir.
Si tus hijos salen góticos, no hay problema, eso se quita con los años. Pero si salen ingenieros dios los ampare, eso no se quita ni bañandolos
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