domingo, 4 de diciembre de 2011

Sobre esquijamas

Cuando llega la estación fría, aquella en la que la ciudad queda sembrada de mierdas de perro porque sus dueños se lo piensan dos veces antes de alejarse tres pasos del portal  y aprovechan las hojas caídas para disimular los excrementos de sus mascotas, Felipe caminará atento al sembrado de minas con la seguridad que le da saber que esa noche no tendrá frío en los riñones.

A la hora de acostarse, haciendo suyo (a medias) el dicho de que "pijama y bata es la calefacción más barata", se embutirá en su esquijama Dustin vistiéndolo a su manera, la configuración tradicional en la que el pantalón llega hasta los sobacos y se solapa a la parte superior proporcionando una agradable doble capa de algodón a su delicada rabadilla.

Pese a que la definición de la prenda es precisa, pijama compuesto de pantalón ajustado a los tobillos y jersey, Felipe añadiría algo más para acotar lo que, en su caso, ha llegado a ser una seña de identidad: "comprado en la sección de caballeros de unos conocidos grandes almacenes españoles por la madre de un varón de mediana edad y con un una marca cuyo nombre evoca una cierta elegancia clásica al gusto anglosajón pero que no deja de ser una marca propia de la misma conocida cadena de establecimientos famosa por vestir a futbolistas con trajes de modistos italianos que tampoco existen".

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