viernes, 9 de diciembre de 2011

Sobre la destrucción

Felipe se despierta y el olor a chamusquina le recuerda que Godzilla pasó por su casa.

Se asoma a la ventana y ve a una familia acampada en el tejado de enfrente.

En la calle no hay rastro de agua pero no queda un sólo árbol de pie.

De hecho, árboles, coches, farolas y bocas de incendio han sido engullidos por socavones que, extrañamente, no tienen forma de pie de monstruo.

El contador geiger de la farmacia indica un nivel de radioactividad desorbitado: 273.

Exactamente el número de días desde que todo se vino abajo.

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